¿Te acordás viejo Pepe?

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Por Rolando W. Sasso(*)

Fue un día gris de fines de abril cuando nos viniste con el anuncio de que la parca te estaba golpeando la puerta del rancho. Que “es cosa seria” nos dijiste; pero que por el momento y mientras puedas vas a seguir militando “junto a los compañeros y trabajando en la tierra o cuidando a las gallinas.” A partir de allí comenzaron a venir los recuerdos como en cascada, porque nosotros no te dejaremos ir. Está decidido…

Nos lo dijiste varias veces: el consejo de ancianos era en las comunidades primitivas (como en las indígenas) la reserva de la sabiduría del colectivo, el lugar a donde consultar en las difíciles, la palabra que servía de guía para tomar las grandes decisiones. Era por lo tanto respetada por experiencia, por sabiduría, por prudencia, por maestría (…). Ese es el papel que debería estar reservado a los veteranos, nos dijiste.

Recuerdo en tiempos de la reconstrucción del MLN (T) en la legalidad que tomaste la responsabilidad de conducir la formación de los nuevos militantes que se acercaban por centenares a cada grupo y vos mantuviste la independencia de cada regional y una coordinación centralizada para mantener la coherencia sin limitar la libertad de acción de las bases.

Hoy me vienen a la memoria las jornadas de discusión y estudio que se hacían en tu chacra de Paso de la Arena, donde iban los jóvenes (y los no tan jóvenes) en busca de conceptos formativos y de respuestas a las interrogantes más cruciales: ¿El por qué del MLN? ¿El camino de la revolución? ¿Los métodos según la etapa?

Pero no era sólo hablar. En esas jornadas se trasplantaban especies florales para después cosechar y vender en la feria como forma de hacer finanzas. Era la aplicación del concepto del trabajo manual como motivador de otras inquietudes más sociales y políticas. La práctica como criterio de la verdad también pasaba por esas experiencias, no era sólo cuestión de darle cabida a lo teórico.

En algún momento se abría la oportunidad de hacer algunas preguntas sobre la historia del MLN(T), cosa de mucho interés para la muchachada que concurría a esas jornadas.

¿Te acordás Pepe de cuando participaste en la toma de Pando? Que vos comandaste el grupo que ocupó la central telefónica? Y después se retiraron sin novedad?

Sí. Mi grupo planificó la retirada, después de discutirlo con el mapa en la mano, siguiendo un camino muy largo. Nos desviamos hacia Cuchilla Grande, haciendo un rodeo para el lado de Colón y después dimos la vuelta. Junto con el grupo del Banco Pan de Azúcar, comandado por el “ViejoCultelli, zafamos justo la línea de la represión que interceptó a los que evacuaban en forma directa hacia Montevideo. Y eso fue lo que nos salvó. Cuando llegamos a Montevideo, nos metimos en un boliche para escuchar la cantora, y tomar una cerveza, en Larrañaga y General Flores. Allí comenzamos a enterarnos que estaban cazando a los compañeros en Toledo Chico.

Te acordás Pepe ¿cómo se evaluó la acción de Pando?

Días más tarde al hacer la evaluación de la operación nos dimos cuenta que si bien habíamos sufrido una derrota militar, era una victoria política. El prestigio aumentó y mucha gente comenzó a acercarse a la Organización. ¡El efecto que provocó!: un muchacho, que andaba atrás de una compañera sin saber que ella era Tupa, para hacerse el “guerrillero fatal” se lastimó un brazo y dijo que se lo había hecho en Pando. En vez de conquistarla, logró que ella no le diera más bola y lo largó. Pero ahora, bajando a tierra pienso que la toma de Pando teníamos que haberla hecho mucho mejor.” Debimos planificar mejor la retirada, dijiste.

¿Te acordás Pepe cuando le vendías flores a Luis Batlle Berres?

Sí, claro. Yo trabajé desde niño junto a mi madre en una chacra de la familia, cultivábamos y vendíamos flores, cartuchos del bañado, mimbre, y de paso para la feria pasábamos por la quinta del ex presidente Luis Batlle Berres a venderle claveles colorados. Los únicos que podía comprar, porque blancos no iba a llevar él que era tan colorado.”

¿Te acordás Pepe cuando el Ejecutivo del MLN se reunía clandestinamente en los baldíos y chircales de la periferia montevideana? Era una etapa de recule (retirada) y se trataba de sacar al exterior a todos los compañeros posibles aunque fuera desordenadamente. En una de esas reuniones, con la helada cayendo y el ladrido lejano de los perros, les llegaba un clamor de las bases: de que se fuera Raúl, que se salvara la cabeza saliendo del país para salvar a la Orga o lo que se pudiera de ella. Y Raúl dijo que no podía irse mientras los compañeros estaban cayendo en manos de la represión. Sendic era un ejemplo que siempre te iluminó. Ahora, a la distancia ¿qué mensaje les dejarías a los jóvenes?

A los pibes y a las pibas de este país, decirles que la vida es hermosa y que se gasta, se va y el quid de la cuestión, triunfar en la vida es volver a empezar cada vez que uno cae y si hay bronca que la transformen en esperanza, que luchen por el amor, que no se dejen engatusar por el odio y si los llega a atrapar la droga, no se queden solos porque nadie se salva solo, pidan colaboración, luchen. La única libertad que existe está en la cabeza y se llama voluntad, si no la utilizamos no somos libres. Esto hay que entenderlo, pero este desafío lo tienen las nuevas generaciones y la vida es tan hermosa que no tiene sentido que la sacrifiquemos por estupideces.”

(*) Rolando Sasso es fotógrafo, Periodista y escritor. Tiene en su haber varios libros de profunda investigación periodística sobre el accionar histórico del MLN-T

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