8M: de clase, antirracista y anticapitalista

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Por Mujeres del Frente Nacional de Trabajadores del MPP

Hace un puñado de años atrás, era impensable -desde nuestra Convención- dar la discusión acerca de la pertinencia de parar un 8 de Marzo para adherirnos al Paro Internacional de Mujeres.

Debemos por tanto reconocer la militancia constante de cientos de compañeras que, desde cada ámbito de la orgánica del PIT-CNT, han alzado la voz para denunciar las desigualdades que vivimos día a día las mujeres, para reclamar los espacios de toma de decisión que nos pertenecen y nos son negados, para cuestionar los privilegios de nuestros compañeros varones y para nombrarnos como parte de una clase que necesita seguir encontrando caminos de construcción de igualdad, entre quienes la conformamos.

Estamos en esta situación gracias a todas ellas.

Somos parte del único Movimiento Sindical en el mundo que se adhiere a este paro. Eso implica habernos podido salir de los esquemas clásicos (a los que estamos acostumbradas) de la herramienta del paro, ya que nuestras distintas filiales están facultadas a implementar la medida de la manera que entiendan más adecuada en este momento.

¿Qué implica esto?

Que habrá lugares de trabajo en los que solamente concurrirán a trabajar los varones aunque estén afiliados a su sindicato. Que cada filial del PIT-CNT tuvo el momento de discutir si el paro debía ser mixto o solo de mujeres, lo que nos abre un panorama alentador si nos ponemos a pensar en los marzos futuros y las posibilidades de seguir visibilizando nuestra lucha. Y que saber leer las coyunturas y actuar acorde a ellas es un potencial que queda demostrado en los hechos, en nuestra organización.

Pensando hacia adelante: ¿qué puntos entendemos que son irrenunciables en nuestra agenda de mujeres militantes sindicales?

-Asegurar las condiciones básicas para quienes ya estamos militando y también para todas aquellas mujeres a las que debemos abrirles las puertas: espacios de cuidados reales y dignos, contemplación de horarios y organizaciones familiares, garantías de un real ejercicio de la militancia a cada compañera que tenga la voluntad de poner el cuerpo a una tarea.

-Comisiones, secretarías, grupos de trabajo y reflexión en cada uno de los sindicatos en los que aún no se trabaja la temática.

-Avanzar en las cláusulas de género negociadas en los Consejos de Salarios y en todos los niveles de negociación con las patronales.

-Pelear por la paridad en todos los organismos de dirección.

-Propuestas de formación específicas sobre la desigualdad de género, con formatos y horarios accesibles.

Estamos haciendo Historia y somos plenamente conscientes de ello. Allí radica la potencia de nuestra lucha. Una lucha situada, cotidiana y que mira lejos al mismo tiempo.

¡Por un feminismo de clase, antirracista y anticapitalista!

¡Arriba las que luchan y abajo el Patriarcado!

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