Inversión: Otra promesa incumplida

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Por economiapolitica.uy

Héctor Tajam

Dibujo: Adán Iglesias Toledo

El gobierno de coalición liderado por el presidente Lacalle Pou, y en la voz del propio presidente, instaló desde 2020, en plena pandemia, una proyección de resultados beneficiosos, que harían realidad aquella promesa electoral de “los 5 mejores años de tu vida”, en función del sacrificio salarial e impositivo de la clase trabajadora, con el objetivo de alentar la inversión de la clase empresarial de gran porte (denominada por el presidente como los “malla oro”).

De esta manera los gastos indispensables para enfrentar la crisis sanitaria primero, la recuperación económica después, y ahora el período de gran acumulación capitalista, se han sustentado en una permanente perdida de salario real  (el ingreso de la gran mayoría de los uruguayos), en la rebaja del gasto público para mantener y aumentar en muchos casos las exoneraciones tributarias al gran capital y en el aumento “escondido” de los impuestos al consumo y a la renta de las personas físicas, incluso a los jubilados y pensionistas.

La inversión desatada de las amarras salariales e impositivas habría de aumentar, a juicio de la ideología gobernante, a tal punto que derramaría empleo e ingreso sobre el resto de la sociedad. La realidad, empleos de mala calidad e ingresos con poder de compra cada vez menor. Y lo más importante, la inversión apenas alcanzó el nivel del año 2015 (en proporción del PIB). Lo vemos en el siguiente gráfico.

Hay dos componentes de esa inversión que responden a políticas económicas específicas de promoción de la misma. Una de ellas es la ley 16.906 y reglamentaciones posteriores, cuyos resultados se pueden estimar a partir de las recomendaciones de aprobación de proyectos que realiza la Comisión especializada (COMAP) al Poder Ejecutivo. Las inversiones promocionadas con importantes reducciones de impuestos a la renta, al patrimonio, aranceles a la importación y del IVA, mantienen una tendencia a la baja desde su máximo valor alcanzado en 2013. Los empresarios aumentaron sus ganancias con estas promociones en el tramo creciente del ciclo económico, pero cuando las condiciones internacionales cambiaron, no mantuvieron la inversión ni cuando se incrementaron las rebajas impositivas y se disminuyeron sus obligaciones. Eso sí, lo que no invirtieron está en los bancos o en las plazas financieras, como lo demostró AEBU.

El componente que sí ha aumentado proyectos y montos de inversión es el que responde a la ley de la entonces denominada Vivienda de Interés Social (VIS). Estimando su evolución sobre los montos exonerados la tendencia nos confirma algo que basta salir a la calle para observarlo, o sea, nos confirma el inusual incremento de la construcción de edificios de vivienda.

Lo cierto es que la inversión global no confirmó las expectativas depositadas en la creación de un muy generoso contexto para su expansión. Por el contrario, lo que ha sucedido es una acumulación de ganancias sin precedentes, que solo beneficia a una porción minoritaria de la sociedad uruguaya, sobre todo a los empresarios vinculados al comercio exterior. Desde hace un buen tiempo hemos relevado y compartido las ganancias de la industria exportadora que muestra la información del BCU. Ahora comparada con la evolución del salario que pagan en el conjunto esos industriales nos muestra que clase de país se está construyendo: cada vez más desigual y concentrado.

 

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