Carlos Pereira Das Neves
Invierno de 1944-1945, los aliados avanzan hacia el norte de la Península Italiana, re despliegan tropas en Francia, Mussolini es capturado y colgado en la Plaza Loreto de Milán. Por su parte, Berlín se rinde a las tropas soviéticas el 2 de mayo de 1945 y para el 7 de mayo el resto de las fuerzas alemanas capitulan incondicionalmente en Francia. La mayoría de los países del Eje se habían rendido a las fuerzas aliadas, el final de la II Guerra Mundial era un hecho.
Sin embargo, y a pesar de que Estados Unidos había capturado Iwo Jima y Okinawa, desde donde plantó base para un ataque sostenido a Tokyo…el imperio japonés seguía luchando. Su defensa estaba en muy malas condiciones, pero las estimaciones para una conquista por tierra eran de una disponibilidad de más de un millón de soldados, por lo que el enfrentamiento seguramente iba a tener muchas bajas de ambas partes. Y Estados Unidos ya venía siendo cuestionado por su pueblo, por la cantidad de marines muertos en la conquista de islas en el Pacífico.
Era cuestión de días para que las fuerzas japonesas se rindieran, sobre todo teniendo en cuenta el Ultimátum que la Unión Soviética, el Reino Unido y Estados Unidos, le enviaron desde la Conferencia de Potsdam el 26 de julio de 1945: “Intimamos al Gobierno japonés a ofrecer desde ahora la rendición incondicional de todas las fuerzas armadas japonesas y a dar en tal contingencia garantías apropiadas y adecuadas de buena fe.”(1) Pero EE. UU. se estaba preparando y enviando señales hacia otros agentes de cara al desarrollo futuro. La Guerra Fría ya estaba comenzando, la carrera de las armas nucleares(2) se desarrollaría de forma acelerada y la Unión Soviética en poco tiempo -también- se transformaría en una potencia nuclear y competiría por el liderazgo mundial.
EE.UU. tomó la delantera en esta carrera armamentista y en 1942 el Presidente Roosevelt aprobó el proyecto de construcción de una bomba atómica, conocido como el Proyecto Manhattan, para que luego -3 años más tarde- el presidente Harry Truman autorizara el ataque nuclear a Japón. El 6 de agosto de 1945, un bombardero B-29 “Enola Gay” de EE. UU., lanzó la primera bomba “Little Boy” en la ciudad de Hiroshima. Y posteriormente, a los 3 días, lanzó la segunda bomba “Fat Man” sobre Nagasaki. Aunque el impacto de Nagasaki fue 500 veces inferior, en cuanto a cobertura superficial, al causado por la destrucción del reactor nuclear en Chernobyl…250.000 personas murieron, la mitad al momento de las explosiones y la otra mitad por lesiones o enfermedades atribuidas al envenenamiento por radiación, y el imperio japonés terminó por firmar su Rendición Incondicional.
El mundo que quedó
Hay muchas interrogantes y valoraciones, políticas, militares y sociales del accionar estadounidense con las bombas atómicas, muchas de las cuales se mantienen hasta el presente.
Hay quienes sostienen que haber finalizado el conflicto tan rápidamente evitó la pérdida de miles de vidas en combate, ya que las acciones defensivas japonesas (como el accionar de sus kamikazes) daban cuenta de que resistirían hasta el último hombre, el propio Truman en aquel momento había calculado que una invasión de las islas japonesas le costaría 500.000 hombres y Churchill hablaba de un costo de un millón de vidas. Y quienes nos negamos a aceptar los daños colaterales.
Se trata de un hecho de alto impacto y relevancia, que generó un cambio de paradigma en las confrontaciones bélicas en la segunda parte del Siglo XX, marcando a fuego cuál era el límite que había que evitar en las escaladas de tensiones por venir. El mundo había comprobado la capacidad de aniquilación masiva que las bombas podrían tener a escala planetaria, teniendo en cuenta que la carrera armamentista que devino con la Guerra Fría llevó a que varias naciones se hicieran con un poder de fuego de carácter nuclear.
La Segunda Guerra Mundial alteró las relaciones políticas y la estructura social del mundo. La Unión Soviética y Estados Unidos se erigieron como superpotencias rivales, estableciéndose el escenario para la Guerra Fría, al mismo tiempo que la influencia de las grandes potencias europeas entraba en decadencia, materializándose en el inicio de la descolonización de Asia y África.
La mayoría de los países cuyas industrias habían sido perjudicadas abordaron la recuperación económica con la ayuda financiera del país americano a través del plan Marshall, mientras que la integración política emergía como un esfuerzo para establecer las relaciones de posguerra.
La multipolaridad
Pasaron las guerras de liberación nacional, continentes enteros testigos de las fuerzas nacionales en pugna bajo la atenta mirada de los grandes contendientes. Triunfaron revoluciones, triunfaron dictaduras, triunfaron pueblos contra 1 y hasta contra 2 imperios, triunfó la cordura o el miedo cuando Estados Unidos retiró los misiles emplazados en Turquía y los misiles soviéticos se retiraban de Cuba al grito de “Nikita, mariquita, lo que se da no se quita”.
La Unión Soviética se desintegró y Estados Unidos ya no tuvo rival que pudiera ejercer un contrapeso, una presión a sus planes de gendarmería global. Pero el desarrollo de la armamentística nuclear no se detuvo, así como no se detuvieron las contradicciones del sistema capitalista que volvieron a encender centros de poder dormidos o -mejor dicho- disminuidos. Provocaciones mediante, nacionalismos mediante, intereses mediante, sin dudas, acciones y reacciones que nos fueron llevando a la multipolaridad de hoy.
Necesaria, aunque los recursos empleados y los PBI destinados a la cuestión militar sean difíciles de dimensionar. Los nuevos contrapesos han sabido mirar para otro lado, han sabido de retóricas, pero también han sabido frenar -interesadamente, cómo no- alguna que otra política colonialista disfrazada de orden o cooperación. Hoy, son esos contrapesos los que hasta el momento vienen evitando que el último grito de un imperio en caída libre no se lleven puesto a la humanidad entera.
Muchos focos: Ucrania, Taiwán, Kosovo, el Kurdistán; Venezuela y Siria que lejos están de haber pasado la tormenta; Cuba que hasta ahora molesta y por eso no le han levantado el inhumano bloqueo económico. Muchos pueblos. La paz por ahora ni se menciona.
NOTA
(1) Ultimátum a Japón aprobado en la Conferencia de Potsdam 26 de julio de 1945, tomado de http://www.historiasiglo20.org/TEXT/potsdam-japon.htm
(2) “Durante la década de los treinta (del siglo pasado), numerosos científicos alemanes, soviéticos y norteamericanos desarrollaron las investigaciones teóricas e iniciaron la experimentación en laboratorios destinada a crear las bases de la física nuclear. El desencadenamiento de la Segunda Guerra Mundial aceleró los trabajos de investigación orientándolos hacia la búsqueda de un arma capaz de aprovechar las inmensas potencialidades ofrecidas por la energía nuclear.” (Calduch, Rafael. Las armas de destrucción masiva (ABQ) y la disuasión nuclear en el mundo actual en Relaciones Internacionales; Ediciones Ciencias Sociales; Madrid; 1991)