Por Lic. Lucía Sigales
Sahara Occidental: la guerra que ha vuelto a estallar, tras casi 30 años de provocaciones marroquíes.
El Frente Popular de Liberación de Saguía el Hamra y Río de Oro, que combatía desde 1973 contra el colonialismo español, ya había sido reconocido por la ONU como el único y legitimo representante de la población saharaui, proclamando así su propio Estado: la República Árabe Saharaui Democrática (RASD).
Cuando dejó de combatir con España, pasó a llamarse Frente Polisario, y comenzó la etapa de resistencia a las fuerzas armadas de Marruecos y Mauritania (ésta última hasta 1978). Una gran parte de la población saharaui se vio forzada a escapar del territorio, refugiándose en una de las regiones más inhóspitas del planeta, la Hamada argelina, mientras otra parte se quedó en los territorios controlados -hoy- por Marruecos.
El mandato de la Organización de Naciones Unidas (ONU), establecido el 6 de septiembre de 1991 ante la comunidad internacional (que jamás se ha cumplido), decretó un alto el fuego y determinó -a su vez- la resolución pacífica del conflicto en la región del Sahara Occidental, ocupado ilegalmente por Marruecos y resistido hasta la actualidad por el Frente Polisario.
El instrumento de paz que estableció la ONU fue y sigue siendo la celebración de un referéndum de autodeterminación. Para propiciar dicha consulta, el organismo determinó la Misión de la Naciones Unidas para el Referéndum del Sahara Occidental (MINURSO).
Más de veinte años han pasado y el conflicto aún no se ha resuelto. Un mandato que nunca encuentra el momento para poder aplicarse, y terminar así el proceso de descolonización de ese territorio. Un asunto que además implica de lleno a España, última potencia administradora del mismo.
De colonia española al muro y al “plan de autonomía” marroquí
El territorio saharaui habitado por unas decenas de miles de nómadas y unos cuantos kilómetros de tierra controlable, en principio no parecía suponer el mayor de los problemas para Franco. Hasta que se descubrieron importantísimos yacimientos de fosfatos en la zona y el choque de intereses entre marroquíes y mauritanos conformaron los conflictos en la región.
En 1958, mientras que la ONU apoyaba las luchas por las independencias africanas, el régimen de Franco eligió transformar sus colonias en provincias ultramarinas de España. El Sahara español tuvo el mismo estatuto que las Islas Baleares, las Islas Canarias, Ifni y -más al Sur- Río Muni y la isla de Fernando Poo.(1)
Mediante el tratado de Madrid del 14 de noviembre de 1975, bajo la presión de la Marcha Verde organizada por Marruecos y condenada por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, el Gobierno metropolitano español cede el territorio al Reino de Marruecos y a la República Islámica de Mauritania, sin pasar por el proceso de descolonización estipulado por la ONU.
En 1980, con la ayuda financiera de Israel y Arabia Saudita, Marruecos construyó un muro de 2720 km. Determinando una zona militar con bunkers, vallas y campos de más de 7 millones de minas que continúan sembrando dolor, para proteger la mayor barrera militarizada del mundo. Despojando al Pueblo Saharaui de su territorio, su identidad, su libertad, sus recursos y cortándoles la salida al mar.
Marruecos sistemáticamente ha frustrado el referéndum propuesto por la ONU, ignorando los pactos internacionales. El “plan de autonomía” presentado por el reino de este país en el 2007, no prevé el mecanismo de consulta popular, contradiciendo incluso su propia ratificación del Pacto Social de la ONU:
“Todos los pueblos tienen derecho a la autodeterminación. En virtud de este derecho, deciden libremente su estatus político y configuran libremente su desarrollo económico, social y cultural.”(2)
Para colmo de males, en diciembre de 2020, y en plena pandemia de COVID19 que encontró a Sahara Occidental sin vacunas ni test de PCR suficientes, el expresidente de Estados Unidos Donald Trump decidió hacer público su reconocimiento de Rabat como soberano del mencionado territorio. A cambio de una normalización de las relaciones de Marruecos con Israel.
El giro de España y Alemania
Las declaraciones de Washington, no pasaron desapercibidas en el continente europeo. Actualmente “España tiene un interés especial en resolver este conflicto”, según palabras de su Presidente: Pedro Sánchez, tras insistir en que la normalización de las relaciones con Marruecos es un asunto de Estado.
España, que hasta ahora se había mantenido neutral, sin decantarse por la autonomía marroquí ni por la independencia saharaui y abriendo la puerta a un referéndum de autodeterminación, en marzo hizo público su decisión de apoyar el Plan de Autonomía marroquí, rompiendo 40 años de equilibrio de España con Marruecos y Argelia. Postura que, no contando con el total apoyo del Congreso Español, ha agravado aún más los problemas de suministro de gas de Europa, ya que Argelia amenazó con cerrar completamente la llave del gas a España. Esto tiene en jaque a España, justo en plena crisis del gas europeo, fomentado por el complot del que España forma parte contra Rusia.
Un dato relevante, es que Marruecos continua reclamando los territorios de Ceuta y Melilla ocupados por España, en donde en junio de este año murieron 37 personas intentando cruzar las vallas para ingresar a territorio español.
En cuanto a Berlín, el cambio de rumbo del nuevo gobierno federal alemán frente a la ocupación marroquí en el Sahara Occidental, ya se perfilaba a principios de este año. Alemania está dispuesto a sacrificar el derecho de autodeterminación de los saharauis por intereses económicos y geoestratégicos, contrastando su postura frente al conflicto ucraniano-ruso en el que la defensa del derecho de autodeterminación es apoyada incluso con entregas de armas.
Para Sevim Dagdelen, Diputada líder del Partido de Izquierda: “los principios del derecho internacional y los derechos de los saharauis a la autodeterminación se venden a bajo precio por el hidrógeno verde”.
Se debe tener en cuenta que también están en juego la rica zona pesquera y, sobre todo, los grandes yacimientos de fosfatos del Sahara Occidental. Así como el potencial especialmente alto que la zona tiene para el desarrollo de las energías renovables, por ejemplo para la producción de hidrógeno: “Según la información del Centro Aeroespacial Alemán y la estrategia marroquí para el hidrógeno verde, que se publicó en la página web del Ministerio marroquí de Transición Energética y Desarrollo Sostenible el 28 de noviembre de 2021, las velocidades del viento en la zona del Sáhara Occidental se clasifican como muy altas.”(3)
Las víctimas y una realidad pesimista.
Los asesinatos de Ceuta y Melilla, que algunos periodistas los cuentan por miles y no treinta y cinco como dijeron en un primer momento, es la muestra de una realidad que ya no se puede ocultar. La realidad de un proceso de descolonización tan o más nocivo que el propio proceso de colonización. La realidad de la doble moral occidental, al servicio de la estrategia global norteamericana y anclada en cierta reminiscencia de viejos imperios devenidos en simples segundones.
La posibilidad de un Referéndum para solucionar el conflicto en el Sahara Occidental, posibilidad ya de por sí bastardeada, ahora pasa a un segundo plano frente a la necesidad de esclarecer lo acontecido el pasado 25 de junio.
Está previsto que en setiembre del corriente, se realice una maniobra militar conjunta en la frontera con Marruecos. Por lo que ni el Referéndum, ni el esclarecimiento tendrán lugar en una zona que -desde hace tiempo- se viene perfilando como posible escenario de guerra regional.
NOTAS
(1)Ambos territorios integrados hoy en el Estado de Guinea Ecuatorial.
(2)Pacto Social de la ONU, artículo 1
(3)“Resulta especialmente llamativo cómo la página web de “Germany Trade & Invest” (GTAI) se refiere ya a la colonia ilegalmente ocupada. El proyectado puerto atlántico de Dakhla está considerado como el proyecto de prestigio de Marruecos para el desarrollo de las provincias del sur, escribe la Empresa de la República Federal para el Comercio Exterior y Marketing. No se encuentra referencia alguna al hecho de que se trata de un territorio ocupado en violación del derecho internacional. Y a la vista de esta actitud, no es de extrañar que el Gobierno alemán también haya respaldado el recurso contra la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TPI). Este había declarado nulo un tratado bilateral entre Marruecos y la UE el pasado mes de noviembre, porque no se había obtenido el consentimiento del pueblo del Sáhara Occidental sobre la explotación de los recursos”. Obtenido de: https://sinpermiso.info