Corría 1889 cuando en París, la Segunda Internacional y en homenaje a los mártires de Chicago definió celebrar el 1º. de mayo como día de lucha por nuestros derechos. Aquellos mártires habían sido ejecutados 3 años antes, combatientes por la jornada de 8 horas, precisamente allí donde aún hoy no se celebra el 1º de mayo, en EEUU.
200 mil trabajadores se levantaron en huelga y otros 200 mil amenazaban con hacerlo. Eran épocas del llamado “Capitalismo salvaje” con jornadas de 12 y 14 horas de labor y el característico desempleo de las crisis. Chicago fue un punto particularmente conflictivo, dada la situación en que se vivía, primero 6 muertes y múltiples personas heridas frente a la fábrica Helmans el 3 de mayo, luego en la revuelta del parque Haymarket 38 muertes y 200 heridos, el estado de sitio y el toque de queda hasta que el 21 de junio de 1886 se inicia causa contra 31 trabajadores resultando en 1 condena a trabajos forzados, 2 cadenas perpetuas y 5 condenados a muerte, de los cuales 1 se suicidó previo al cadalso.
Escribía José Martí tras aquellos terribles sucesos de Chicago, para La Nación periódico del cual era corresponsal: “Sólo sirve dignamente a la libertad el que, a riesgo de ser tomado por su enemigo, la preserva sin temblar de los que la comprometen”. Y la frase envuelve a unas y otros atravesando siglos, de distinta manera. Hoy por ejemplo en Uruguay, donde el día internacional de los trabajadores se conmemora desde hace muchos años, cruzando dictaduras y multiplicidad de represiones, vuelven a ser acusados trabajadores y trabajadoras dirigentes sindicales de la enseñanza, con sometimiento al escarnio público. Hechos enmarcados en “una clara persecución política” agravados por tomar al parlamento como instrumento para ejercerlas como declara el Frente Amplio con fecha 28 de abril del corriente. Al respecto dijo nuestra diputada Lilian Galán que: “es un circo para tapar con mucho humo cosas graves que están pasando en la Educación como las 9600 horas sin adjudicar (…) se quiere ir contra los docentes sindicalizados y la docencia pública en este país, cuando hay recorte salarial, falta de horas, hay más o menos 900 horas de matemática que no se están dando; son graves problemas administrativos que tienen las autoridades de hoy” (El Popular 24/4/22).
Así transcurre el 1 de mayo en este país, en medio de rebajas salariales en términos reales y una promesa que puede tomarse como hasta burlesca por parte del presidente de la República hacia los trabajadores públicos, cuando a junio próximo promete 2 puntos porcentuales de incremento ante una pérdida mucho mayor desde 2019 y avisando con más de un mes de antelación, cuestión de dar tiempo al empresariado para acomodar precios y otros valores, lo que hace que a la hora de recibirlo seguramente se haya esfumado, además de que será descontado del ajuste de enero del 2023. Así también transcurre el 30 de abril, día del trabajador rural, en medio de un proceso sumamente concentrador, pues es en zonas rurales dónde más se ha perdido ingresos de las familias al tiempo que más crece la ganancia del sector, de los “malla oro” del presidente.
Pero recordar las luchas de las y los trabajadores y sus grandes exponentes, nos hace fuertes, porque retoma de la historia misma de la humanidad nuestras raíces, nuestras victorias y reveces, pero sobre todo nuestro futuro cierto. La proximidad del 5 de mayo nos retrotrae a Tréveris (Alemania) de 1818 y el natalicio de Carlos Marx, aquel que caminó por el barrio obrero y humilde del Soho en Londres palpitando la vida desde y con las familias obreras, dedicándoles vida y obra, y que muy a pesar de los pesares para algunos, su obra cumbre “El Capital” se constituyó en una de las más leídas de todos los tiempos.
El “Arriba los pobres del mundo” se volvió a oír por campos y ciudades de América Latina y del mundo, y los padres siguieron enseñándole a sus hijes aquellos canticos. “Todos a la plaza” es la consigna en Cuba, Venezuela honra a los hombres y mujeres que con su labor diaria construyen el país. Por todo nuestro continente marchan millones de trabajadoras y trabajadores. Porque nuestro movimiento obrero no está ni solo ni aislado, porque es el tiempo de todes. ¡Viva el 1º de mayo! ¡Gloria eterna a los mártires de Chicago!, ¡Vivan las y los trabajadores! Y porque como dice la Internacional “los odios que al mundo envenenan al punto se extinguirán”