Precio de los combustibles: Desactivando el Invento

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@mateamargouy

EconomíaPolítica.uy

Son ya muy conocidas y difundidas “Las 10 estrategias de manipulación mediática” que Noam Chomsky divulgó hace más de 10 años, describiendo lo que el famoso lingüista y activista de Estados Unidos define como manipulación de masas. La reciente operación mediática de la inevitabilidad de un ajuste del precio de los combustibles, bajo la amenaza de crisis en ANCAP y aumento del déficit público, y luego desactivada por la propia ministra de economía Azucena Arbeleche, cae como anillo al dedo en la estrategia Nº 2,“Crear problemas y después ofrecer soluciones”.

El 6 de abril pasado, a partir de una conferencia dictada un mes atrás por la consultora CPA Ferrere, planteó “Al más alto nivel, el gobierno se enfrenta a una decisión antipática … : aumentar el precio de los combustibles”, Si el precio del barril de petróleo se mantuviera en US$ 70 y con la evolución esperada del dólar, Ancap tendría un incremento de costos de US$ 450 millones en el año respecto a 2020”. De allí en adelante se instaló un debate mediático sobre esta “problemática” en plena crisis pandémica. Recientemente, el 13 de abril la ministra Arbeleche, acompañada por el ministro de Industria, Energía y Minería (MIEM) alivió a la población angustiada con “la decisión del Gobierno de no aumentar los precios de los combustibles” y definido como un apoyo al Uruguay productivo y a la ciudadanía en general (La Mañana).

En primer lugar, nos resultó imposible encontrar una estimación internacional del precio promedio del petróleo para el año 2021 en torno a los 70 dólares el barril. Por el contrario, en función del recrudecimiento de la pandemia, la inestabilidad instalada nuevamente, el barril de petróleo promediaría los 60 dólares el barril en 2021, en una tendencia convergente hacia los niveles prepandemia (65 dólares en enero).

En segundo lugar el dólar. Desde marzo 2020 el dólar ha caído continuamente frente a las restantes monedas del mundo, sin duda motivado por la inundación planetaria del billete verde luego de la expansión monetaria que financió el aumento del gasto público norteamericano con el objetivo de mitigar los efectos de la pandemia y de la crisis económica que le precedía. En Uruguay, luego de la devaluación propiciada un año atrás (ver gráfico adjunto), el precio del dólar se estabilizó en este escalón superior, y las Encuestas de Expectativas Económicas del BCU promedian un dólar a $ 45,30 a fin de año (un 2,5% sobre el valor actual). Por cierto un escenario tampoco tan dramático como lo pintaban.

Veamos algunos antecedentes en contextos tan cambiantes como lo han sido en el período 2019-2021. Durante el año 2019 y hasta febrero 2020, el gobierno del Frente Amplio mantuvo los precios de los combustibles en el marco de una tendencia decreciente del precio del petróleo, que varió de 59 a 55 dólares entre enero 2019 y febrero 2020, y un aumento del dólar del 15%. En marzo 2020, el dólar, en un solo mes, aumentó 13%, mientras el petróleo caía de 55 dólares a 34 por barril (-38%). Cuando el gobierno encabezado por el Presidente Lacalle decreta el primer tarifazo en abril 2020 (aumento promedio de 6%), mantiene el precio de los combustibles. Lógico, el precio del petróleo se había hundido a 18 dólares.

De allí en adelante comienza la recuperación del precio del petróleo, y recién en febrero de 2021 alcanza los niveles anteriores al inicio de la pandemia. Pero antes, en el mes de enero comienza a operar el tarifazo Nº 2 de este gobierno (Decreto del 29/12/2020), con un aumento promedio del 9% en las tarifas públicas. Excepto el gas oil, que mantuvo su `precio, las naftas, el supergas, y el kerosene en promedio superaron el 6% de incremento en sus precios. Cierto es que el aumento del petróleo continuó, pero como decíamos antes, dentro del gran paraguas que significó el descalabro del petróleo durante todo el año 2020. Cabe entonces preguntar, ¿porqué no se redujeron los precios de los combustibles entre marzo y noviembre de 2020 cuando por ejemplo las naftas estuvieron ostensiblemente muy por encima de la variación del precio del petróleo? Planteado de otra manera, ¿que pasó con esas ganancias, no alimentaron los ahorros que se solicitaban en tiempos electorales para financiar los momentos difíciles?

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