La segunda ola de la pandemia y el caos del gobierno: un análisis desde la semiótica

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@mateamargouy

Inés Cortés

Partamos de la siguiente premisa: en todo acto comunicacional, comunicación e interpretación son inseparables y están cargados de falibilismo, es decir, puede fallar. Dicho de otra forma, lo que se intenta comunicar y cómo se hace puede diferir de lo que luego se interpreta.

Planteado esto, es necesario también dar cuenta de ¿que es la semiótica? La semiótica, es un campo de estudios derivado de la filosofía que estudia los distintos sistemas de símbolos que se dan en los procesos comunicacionales.

La comunicación está cargada de signos más allá de los verbales o lingüísticos, pueden ser palabras, gestos, acciones, posturas, apariencias, etc. Es decir, en un acto comunicacional los signos son muchos y diversos; en muchos casos, como en comunicaciones oficiales, están cargados de significados e implicancias para nada inocentes.

Según Pierce, un importante semiólogo y filósofo estadounidense, la semiosis o signos están compuestos por tres elementos indivisibles: objeto (el qué), representación (el cómo) e interpretación (el para qué). Los signos, representan cosas, pero lo que interpretamos de ellos, está mediado por nuestra subjetividad, en definitiva por lo que somos y cómo pensamos; por lo cual un signo diseñado para transmitir una idea puede generar desacuerdos, desencuentros en cuanto a la idea que intenta transmitir, y la que luego termina representando.

El capitalismo posmoderno y la globalización genera una sobreoferta semiótica que entre otras cosas impide el control por parte del sujeto receptor, la construcción de subjetividad es permeable e influenciable y he aquí uno de los roles de los medios de comunicación de estos tiempos, de moldear la subjetividad de las audiencias.

Las conferencias semanales del Presidente y el Poder Ejecutivo a raíz de la pandemia, estuvieron desde su inicio, rodeadas de signos que parecían poco improvisados, pensados para generar en el receptor un sentido determinado.

El presidente tiene un grupo de asesores en comunicación que “couchean” cada paso que da, cada símbolo y representación con una intencionalidad política determinada, al punto de verse casi como un absurdo la reproducción y las similitudes con mandatarios como Mauricio Macri en Argentina en 2015-2019.

A diferencia de lo que nos tiene acostumbrado el Presidente Lacalle Pou, la conferencia de prensa del pasado martes 23 de marzo nos mostró otra cara del mandatario, y trajo a escena un caos generalizado que se vio en distintas oportunidades y bajo distintos signos corporales menos planificados a los usuales.

La imagen del presidente tranquilo y decidido se vio afectada por una impronta corporal errática y de titubeo. El movimiento excesivo de sus manos como efecto de reflejos nerviosos inconscientes, junto a su voz acelerada y sin las pausas normales de su oratoria dejaron ver un presidente no tan consolidado como intenta transmitir mediante símbolos canónicos habitualmente (como lo hizo por ejemplo en el discurso de un año de su gestión en el Parlamento).

Volviendo a la conferencia en sí, la consulta constante a los documentos escritos con las medidas adoptadas, también son señal de inseguridad, de decisiones tomadas con apremio y poco “digeridas», y de incomodidad a la hora de anunciar las medidas.

A su vez, fue una conferencia en la que se incorporó a Robert Silva, el presidente del CODICEN, en lugar del Ministro de Educación y Cultura, Pablo da Silveira, otorgándole así representación al Partido Colorado, luego de la declaración que sacaron en la tarde del mismo día disonando con el resto del Gobierno. A la luz de esta información puede verse esto último como reflejo de tensiones a la interna de la Coalición de Gobierno.

Una vez finalizados los anuncios, comenzaron las preguntas de los y las periodistas. Una de éstas era dirigida a Robert Silva en relación a la presencialidad, y al momento de responder a esta pregunta, el presidente olvidó darle la palabra al mandatario de la educación quedando así explícita la falta de interés en cuanto a la respuesta vinculada al sector educativo, como hacia el mandatario en sí mismo; al tiempo que evidenció un gran gesto de individualismo del Presidente.

Ante la pregunta de los montos que se recaudarán por la medida económica de retención salarial a funcionarios públicos, el Presidente quedó sin respuesta, y se puede observar el nerviosismo de Alvaro Delgado el Secretario de Presidencia, que se sentó junto al Presidente durante la conferencia.

Además, se observan las tensiones entre el Presidente de la República y el Ministro de Salud Pública, Daniel Salinas, lo cual se refleja en los tonos de voz utilizados para referirse a él, la ausencia de miradas directas a su persona y el no nombramiento del mismo por su nombre en toda la conferencia. Por otra parte, a la hora de hablar de la vacunación fue Salinas quien tuvo que solicitar la palabra ya que el primer mandatario decidió no hablar de los actos vacunatorios exitosos del Ministerio de Salud Pública.

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