Vieja Guardia
Ferroviario, empleado municipal, militante social y político. De los que siempre estaba, de los que hacía un trabajo, ese que no se ve, pero hacen andar a la rueda de la historia. Uno de los siempre necesarios.
Allá en Progreso los grillos cantaban, un perro ladraba en la madrugada y Walter Arguello, el “Carpincho”, se murió. Eso dicen. Su sonrisa, su carcajada, anda en el aire, buscando un horizonte donde los seres humanos sean hermanos. Quizás, en algún arroyo, en algún monte, encienda el fuego y “churrasquee” manso, con un mate que va y viene.
Se fue un paisano, un hermano, un hombre de su tiempo.
W.F.
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