La ministra, la caja y otras yerbas

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@mateamargouy

Por Gabriela Cultelli y Hector Tajam

El pasado 14 de julio y el viernes 7 último, la Sra. ministra Arbeleche estuvo en la comisión de hacienda y sus palabras, como siempre, preocupan más que lo que resuelven.

Afirmó entonces que analizaría el período de tiempo que va desde 2015 al 2019, en algún punto referenciaría otro año anterior, pero especialmente se concentraría en el año 2019. Cómo era de esperar mostró las fallidas estimaciones de inicio del quinquenio anterior en torno al crecimiento esperado, y no dijo nada, por ejemplo, de cuando ellos le erraron no solo en la cuantía del crecimiento, si no en la tendencia del mismo. Así decían en el mensaje del poder ejecutivo del proyecto de ley de presupuesto 2000-2004 “Las proyecciones de ingresos fiscales parten de la base de un crecimiento de la producción de bienes y servicios del 3% en el 2001 y de 2,5% a partir del 2002 hasta el 2004.” ¿Esto se llama error de estimación o no? Porque la economía, lejos de crecer en aquellos años, o mantener la tendencia expresada en la ley presupuestal, continuó barranca abajo hasta el año 2002. Ni en la tendencia acertaron, como si sucedió indiscutiblemente en el quinquenio que acabamos de pasar y todo el período frenteamplista, donde no hubo un solo año de caída del PBI ni en los pronósticos gubernamentales ni en la realidad. Podríamos además detenernos en los negros augurios pronunciados, repetidos y fallidos entre los años 2004-2019, del hoy autoexcluido Talvi, de Alfie y de gran parte de quienes hoy gobiernan, pero no vale la pena.

Yerba 1- El déficit

La ministra planteaba textualmente “Hubo un crecimiento menor a lo que se estimó inicialmente y, sin embargo, un crecimiento bastante alineado para el resto de las rendiciones de cuentas.” Cosa que es real, pero continúa “Destaco este punto porque, … el problema en el déficit fiscal no ha estado dado por los ingresos, sino por los egresos.” ¿Qué implica esta afirmación? Sin duda que cuando tomamos el crecimiento del PBI como único basamento para el aumento del gasto, vamos a encontrarnos con el problema de que cuando se acaba, como es el caso de hoy, el incremento necesario de los gastos (más en época de emergencia) también se acaba.

Sin embargo, un presupuesto nacional no solo está compuesto por gastos, pues en él intervienen los ingresos que sustentan esos gastos. Cuando los gastos van muy por arriba de los ingresos se producen los déficits que se resuelven con endeudamiento público.

En este sentido, y en primer lugar, es bueno tener presente que no es un crimen de lesa humanidad tener déficit, es más, los países en el mundo comúnmente utilizan fuentes de financiamiento externo para solventar sus gastos. Por ejemplo, el déficit fiscal de EEUU aumentó a 5,8% en 2019 cuando llegó a casi un billón de dólares, la rigurosa Alemania presentó un déficit equivalente al 1,4% de su PBI el año pasado, China del 6,4%, y en América Latina el promedio fue del 3.1%.

En segundo lugar, es oportuno considerar como decíamos, que el presupuesto público y su resultado, o sea el déficit, tiene dos partes, o sea 1- gastos y 2- ingresos. Por lo que podríamos buscar una redistribución mejor desde el lado de los ingresos para solventar gastos necesarios a las mayorías, o a las y los más humildes. Al gobierno, eso no se le pasa ni por la cabeza, ya respondió directa y negativamente el presidente cuando ante la gravedad de la crisis actual un periodista le preguntó si gravaría al capital.

Yerba 2- Los componentes internos de la reanimación

Así es como pasa al análisis del comportamiento de los componentes del PBI para el año 2019, planteando en general la importancia del consumo en su evolución: “Recordemos que el consumo es una de las variables que más incidencia tienen en términos del producto” dice, pero luego se olvida tanto del público como del privado cuando hace referencia a las variables que impulsarían la economía. Incluso más, el modelo de política económica que impulsan ella y su gobierno, juegan peligrosamente a la reducción del gasto público y por tanto del consumo de este sector; así como a la reducción del consumo privado tras la rebaja de ingresos salariales, pasividades, por desempleo, reducción de ingresos de la producción familiar y pequeños productores, en definitiva, del conjunto de la población trabajadora.

¿Por qué será que no se acordó de la importancia de las empresas públicas en la mantención del crecimiento durante todo el quinquenio pasado?

Yerba 3- El diagnóstico y La Crisis

Por otra parte, y entre las muchas preocupaciones que avivaron en nosotros estas sus dos últimas intervenciones, se encuentra el hecho de que la ministra tome una medida tan estrecha para determinar que entramos en una fase de crisis, como la que resulta de la medición negativa del crecimiento por dos trimestres consecutivos. Ella misma y en una de las presentaciones se contradice a reglón seguido cuando dice que no es la primera vez en los últimos años que tenemos dos trimestres de caída del PBI, lo que lógicamente no explica nada, porque ahora sí entramos en crisis, y en las oportunidades pasadas no.

Y esto preocupa porque la política económica, el modelo que se vaya a implementar, tendría que basarse en el análisis de la realidad circundante, de la coyuntura, y del largo plazo, pero … ¿qué podemos esperar de análisis tan simplistas? Sencillamente un diagnóstico errado, y si el análisis es fallido también lo será el conjunto de medidas económicas o modelo económico que sobre él se levante.

Preocupa también la falta de análisis de la situación del mundo y la región para el período 2015-2019. La crisis que se venía gestando a nivel mundial y que se manifiesta hoy en todo su esplendor, para ella no existió. Tampoco menciona la caída de la economía brasilera en un -6,7% entre 2014 y 16 (fuente CEPAL) y que en el 2019 no había recuperado el nivel de producción de 6 años atrás, o el desplome de la economía argentina de Macri que entre 2015 y 2019 descendió un -4%. Mucho menos se acordó de los cambios a nivel del comercio mundial y la disminución de los precios de las materias primas.

Para que se tenga una idea de lo antes dicho, refiriendo al último año y para que se comprenda mejor lo expuesto, citamos al diputado Pacha Sánchez en la misma ocasión “Al excluir todo el escenario regional, para las autoridades del gobierno, el Covid19 incide a partir de que se decretó la emergencia sanitaria. Me pregunto: en un país tan relevante como China para las exportaciones del país, ¿el Covid empezó en marzo? ¿No fueron afectadas las exportaciones del Uruguay a los países referentes, como China o los países de Europa? ¿Eso no tiene repercusiones en lo que pasa en nuestro país? Porque se nos dice que todo es pre-Covid.”

La Caja

Muchas otras cosas quedan en el tintero, por ejemplo, la existencia de casi 6 mil millones de dólares en reservas de libre disponibilidad que la ministra no toma en cuenta y parece considerar insuficientemente ante indagaciones de las diputadas Díaz, Galán y el diputado Sánchez que muy concretamente preguntó si “¿Usted, señora ministra, cuando tomó posesión de su cargo se encontró con una caja vacía?”. La respuesta aún la estamos esperando.

Para finalizar volvemos al tema “proyecciones”, dada la buena noticia que nos alegró la semana relativa al juicio que Uruguay ganó en el tribunal de la Haya.

Gracias a la excelente intervención del gobierno de Tabaré Vázquez en el tribunal de la Haya, que causó que Uruguay ganara un juicio multi millonario presentado por la trasnacional minera Aratirí, asesorada por personeros del gobierno actual (Sr. Isaac Alfie por ejemplo), suponemos que tendrán que rehacer las estimaciones de gasto que hicieron para el presupuesto nacional.

Ya que estamos en el terreno de las incógnitas nos preguntamos, ya que el Director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP) Sr. Isaac Alfie parecía tan seguro de que íbamos a perder en la Haya ¿Habrán solicitado algún préstamo internacional previendo los gastos que supuestamente tendríamos que asumir de haber perdido? Si fue así, la pregunta sería ¿ya se comprometió? ¿Por cuánto, con quién y con qué condiciones? ¿en qué se utilizará ahora?

Ojalá no pase lo que sucedió con el padre del actual presidente, que firmó una carta de intención con el FMI condicionando varias reformas públicas (la de la educación por ejemplo, las privatizaciones entre otras), con las cuales se pretendió cumplir con dicho organismo, aun cuando se utilizó una mínima parte del préstamo. Esperemos que no.

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