Ania Terrero – 4 de mayo
No hay peor ciego que el que no quiere ver. Y si sus intenciones no son sanas, aún peor. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a insistir este domingo en que su gestión frente al nuevo coronavirus ha sido la correcta y, por tanto, ha salvado la vida de más de un millón de personas.
Trump se enfrentó este 3 de mayo a las preguntas lanzadas por los telespectadores de la cadena estadounidense Fox News. En un programa especial dijo que hizo “lo correcto” al cerrar la frontera con China y aseguró que siente que “salvó un millón y medio de vidas”, gracias a su gestión de la crisis sanitaria.
“Hice lo correcto. No deberíamos perder siquiera a una persona por esto. Nunca había visto una muerte así. Nunca había experimentado algo como esto”, ha respondido el presidente de Estados Unidos al ser cuestionado, tras asegurar que al cerrar las vías de comunicación con China fue calificado de ‘racista y xenófobo’.
Trump afirma que no recibió información acerca de la pandemia hasta el 23 de enero, explicó que perdió a “tres amigos” durante la crisis y recalcó que la enfermedad ataca en especial a personas con problemas de salud anteriores. Sin embargo, se resiste a tomar medidas de aislamiento estrictas y generales en el país.
Sin presentar evidencias concretas, el inquilino de la Casa Blanca volvió a defender la teoría de que el nuevo coronavirus ha sido creado en un laboratorio chino de Wuhan, epicentro original de la pandemia. No le importa que la Organización Mundial de la Salud haya confirmado el “origen natural” del virus. De hecho, retiro los fondos de la organización por una supuesta incapacidad para enfrentarse a la enfermedad.
Ante la posibilidad de que Washington acometa sanciones económicas contra China, Trump prefirió no aventurarse, pero sí dijo que se trata de ‘un juego muy complicado’, que bien podría ser ‘póker’ o ‘ajedrez’, pero ‘no damas’.
Anunció que para dentro de dos años, Estados Unidos “recortará muy sustancialmente” su deuda de 25 billones de dólares, comenzando a fabricar, por ejemplo, sus propios antibióticos, y así no depender de China. Si antes no lo hicieron, dijo, ha sido porque los expresidentes de Estados Unidos fueron “tontos” y “estúpidos” permitiendo que eso sucediera.
Trump, que confía en que Estados Unidos logre una vacuna para finales de este año, sigue defendiendo el uso de la controvertida hidroxicloroquina, ya que, ha asegurado haber recibido varias llamadas en los últimos días de personas que afirman haberse curado gracias a ella. Muchos médicos y expertos critican el uso de esta sustancia.
El magnate estadounidense también defendió su actitud ante los medios de comunicación, a los que ha acusado de recibirle de manera “hostil” en las ruedas de prensa y que bien “podrían estar en el Partido Demócrata”.
Lo que Trump parece obviar es que Estados Unidos es el país más golpeado por la pandemia del nuevo coronavirus. Las víctimas mortales de la COVID-19 en esa nación superan las 68 mil y los casos confirmados son más 1,5 millones. El estado de Nueva York es el epicentro de la crisis, con más 320.000 positivos y con casi 25.000 decesos. Sin embargo, parece que el presidente vive en un país distinto.
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