Daniel Olesker
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Introducción
La economía neoclásica liberal argumenta que la productividad y el crecimiento económico son los determinantes fundamentales del salario. Sin embargo, la evidencia empírica no parece corroborar dicha afirmación cuando se compara la dinámica económica con la evolución del salario real en la historia de la economía uruguaya.
Los datos que pondré en esta nota surgen de una investigación que realizamos en 2016 en el Instituto Cuesta Duarte del PIT — CNT y por ello tienen los datos hasta 2015, pero agregar los datos hasta hoy no varía las conclusiones, En el periodo que va de los años 40 del siglo pasado a hoy tenemos 5 períodos de crecimiento económico, según muestra el cuadro 1:
Con la excepción del período 1985-1989, el resto de los 4 períodos pueden caracterizarse como modelos de desarrollo con definiciones ideológicas, conceptuales, de estrategia económica y de implementación de reformas estructurales. Al mismo tiempo han tenido un tiempo relevante y continuo de crecimiento económico.
El crecimiento económico en todos estos períodos fue acompañado de un aumento de la productividad, expresado en un incremento relevante en los 4 modelos de desarrollo, de la inversión en maquinaria y equipo.
El período de 1943 a 1957 es el que llamamos de desarrollo industrial (también conocido como de sustitución de importaciones o de protección necesaria); el período de 1973 a 1980 es el que llamamos de reajuste autoritario y significó el inicio de un modelo liberalizador; el período que va de 1990 a 1999 es el que hemos denominado modelo LACE (de Apertura y Liberalización, de concentración y exclusión); el período 2005 a 2015 es el que hemos denominado de desarrollo con distribución simultánea..
A estos 4 períodos agregamos el período de 1985 a 1989 dado que si bien es de transición entre la crisis del modelo autoritario y el de Apertura y Liberalización fue un periodo de importante crecimiento económico y salarial y de modificaciones institucionales que van en línea con lo que queremos trasmitir en esta columna.
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¿Qué ha pasado con el poder de compra de los trabajadores en estos 5 períodos, es decir con el Salario Real?
El propio cuadro 1 nos muestra el crecimiento (o caída) del salario real medio en estos mismos 5 períodos comparados con el crecimiento del PBI.
Y nuestra primera conclusión es que en 5 períodos de crecimiento económico sólo en 3 hubo crecimiento del salario real, en uno de ellos hubo una caída del salario y en otra prácticamente quedó estancado.
A efectos de la consideración más global de los ingresos de la clase trabajadora deberíamos analizar la evolución de la participación de la masa salarial en el PBI, que incluye el salario real y el volumen de empleo, es decir los ingresos de los asalariados como porcentaje del ingreso del país. Si bien se han utilizado metodologías diferentes para dicho cálculo en cada período, al interior de cada período las comparaciones son posibles y los datos y las tendencias son claras. Tanto en el reajuste autoritario como en el modelo de apertura y liberalización la masa salarial cayó como parte del ingreso nacional y por ende hubo una transferencia del trabajo al capital, concentrando el ingreso. En cambio en el período distributivo hubo, además de crecimiento del salario real, aumento del empleo y eso hizo que la masa salarial creciera por encima del producto. Esta evolución podemos verla en el cuadro 2.
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¿Cuáles fueron entonces las diferencias entre estos períodos que fundamentan los resultados dispares?
Es claro como hemos visto hasta ahora que, habiendo crecimiento económico, en tres de ellos creció el salario real y en dos de ellos no hubo crecimiento, sea porque haya caído o sea porque haya permanecido estancado.
Es claro que las diferencias no estuvieron en las relaciones entre crecimiento económico y salarios, sino que estuvieron en la institucionalidad mediante la cual se regulan los salarios.
En los tres períodos donde hubo convergencia entre el crecimiento económico y el nivel salarial, los salarios estuvieron regulados por una ley de negociación colectiva (primero por la ley de consejos de salarios de 1943 y luego por las leyes de negociación colectiva privada y pública de 2008 y 2009) por rama de actividad, de carácter tripartito con una fuerte presencia del estado en dicha regulación y el desarrollo y el fortalecimiento del movimiento sindical. El sistema institucional regulatorio no se agotó en estas leyes sino que fueron complementadas por normas de libertad sindical, de protección a los trabajadores tercerizados, etc.
En los otros dos períodos ello no sucedió. Durante la dictadura no se convocó a la negociación colectiva y el Estado fijaba por decreto los aumentos salariales siempre por debajo de la inflación acaecida y por ende, aún con crecimiento económico, los salarios cayeron.
Durante el período de desregulación laboral (los años 90), en 1992 se tomó la decisión de no convocar a la negociación colectiva, una vez que habían finalizado los convenios firmados en 1989 y al mismo tiempo se dejó de fijar y homologar por parte del Estado los aumentos salariales, y finalmente se avanzó (sea por normas o por la vía de los hechos) en la desregulación del trabajo. Se asumió que la mejor política salarial es la que se basa en el mercado y la oferta y la demanda para fijar los salarios. Por determinadas razones (básicamente por tratarse de precios tarifados) hubo sectores que, en esos años, mantuvieron la convocatoria a la negociación colectiva, a saber transporte, construcción, salud y empresas públicas que sumaban aproximadamente 145 mil trabajadores.
El resultado de la comparación que estamos planteando es que la evolución de los salarios, aún influida por cuestiones económicas de dinamismo de las empresas, tiene como determinante principal la institucionalidad en la que se manejan y los resultados son más favorables para la clase trabajadora cuando existen marcos regulatorios de protección social y en particular cuando la negociación colectiva es por ley.
Incluso esta tesis se reafirma con lo que sucedió en los años 90 al interior de los asalariados. En un promedio de salario real estancado, los sectores privados que mantuvieron la negociación crecieron por encima de la media y sectores desregulados como comercio, restaurantes y hoteles, calzado, prendas de vestir, cuero se mantuvieron estancados o cayeron de manera importante. Lo mismo pasó en el sector público donde las empresas públicas donde hubo convenio colectivo tuvo crecimiento de salario real del orden del 25% y la administración central perdió casi 20% de su salario real medio.
A esto hay que sumar la política de salario mínimo nacional que en los períodos analizados (excepto el primero en que no había SMN legal) crerce de manera relevante en el modelo de crecimiento con distribución simultánea y cae de manera abrupta tanto en la dictadura como en los 90.
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Conclusión finales
Lo que sucede es muy sencillo: el crecimiento económico y de la productividad es condición necesaria pero no suficiente para que crezcan los salarios. El poder de quienes participan en la negociación salarial y en los aspectos de la contratación de trabajo es, en el capitalismo, absolutamente desigual y la negociación colectiva tripartita y por rama de actividad, fijando los salarios en su totalidad asimismo como las regulaciones laborales reducen esa desigualdad y más cuando el Estado tiene una actitud proactiva en dicha negociación y fortalece a los trabajadores dándole una representatividad colectiva en lugar de la individual que se da cuando no existe dicha institucionalidad.
El gráfico 1 sintetiza la tesis de esta nota.
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El Futuro
Qué nos espera de aquí en adelante.
Es evidente que desde 2005 el modelo de desarrollo de crecimiento con distribución simultánea ha centrado sus relaciones laborales en una superestructura asentada en La ley de negociación colectiva tripartita por rama de actividad con definiciones globales sobre los salarios de cada categoría y sustentado en una activa pauta salarial que priorizó los salarios más bajos.
El programa del Frente Amplio propone la continuidad y profundización de esta política distributiva.
Dice textualmente:
“La negociación colectiva, que constituye uno de los pilares de la matriz socio institucional a la que aspiramos, deberá propiciar la mejora del salario real con especial prioridad en aquellos sectores que presenten salarios sumergidos, así como una reducción de las brechas de género y generacionales existentes”
Dice el programa del Partido Colorado:
“Por lo tanto, buscaremos que los convenios sectoriales reflejen la realidad de los distintos
sectores a nivel nacional, de forma de garantizar el empleo de los trabajadores y favorecer la creación de nuevos puestos de trabajo, fijando salarios mínimos por categoría acordes a la realidad económica imperante.
Fijados estos salarios mínimos, empresas y trabajadores podrán, de acuerdo con su realidad particular, negociar condiciones diferentes a las pautadas a nivel sectorial.
Además, legislaremos para que los trabajadores de una empresa que libremente resolvieron no afiliarse a organización sindical alguna recuperen el derecho a negociar colectivamente”
Es claro que la prioridad está en la negociación por empresa, está claro que proponen definir sobre salarios mínimos de categoría y no ampliar el debate salarial y laboral y está claro que cuando nos dice diferentes condiciones, en la medida que hacia arriba la legislación hoy lo permite nos está diciendo que su propuesta es avalar condiciones de trabajo en la negociación por empresa de las que se laudan en la rama. Buen planteo para los trabajadores eh?????
Lo otro insólito (o no?) es la propuesta de recuperar (no se cuando existió) el derecho a negociar colectivamente. Esta es claramente una acción de amarillismo sindical y anti trabajadores, además de una contradicción en si misma como van a negociar colectivamente los que no quieren organizarse? Nadie lo sabe.
Dice el programa del Partido Nacional:
“ se promoverán cambios que permitan mejorar y fortalecer el funcionamiento de los Consejos de Salarios
En particular, se deberá avanzar en el reconocimiento de los siguientes temas: diferentes grados de competitividad de los mercados de bienes y servicios; heterogeneidad de las empresas que integran cada sector; diversidad territorial; incorporación de nueva tecnología; formación profesional y niveles de productividad.
Otra vez es claro que la negociación priorizada es la básica y por empresa.
Muy parecidas, diría casi iguales a las propuestas que hace un par de meses presentó la confederación de cámaras empresariales con medidas para implementar en el próximo gobierno.
En síntesis el debate es claro: La continuidad de las políticas de relaciones laborales del Uruguay de los 50, retomadas desde 2005 que generaron mejora del bienestar de las familias trabajadoras o vuelta a los sistemas de relaciones laborales de los 70 y los 90 que provocaron un empeoramiento de las condiciones de vida de las familias trabajadoras. Por si faltaba algo para sustentar este dilema, basta mirar quienes a nuestro costado desregularon las relaciones laborales y como les está yendo en Argentina y Brasil a las familias de los trabajadores.
Nota:
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Publicado en La República 2/09/2019