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Búsqueda de referentes y de referencias
Ante la realidad del proceso de búsqueda de renovación de los grandes referentes y de una estrategia de la izquierda nacional se hace necesario volver a plantear cuáles deben ser las referencias para el análisis de acuerdo a los intereses de los sectores populares en el Uruguay actual.
En este sentido y para evitar entrar en lecturas sesgadas, prejuiciosas o paranoicas vamos a tomar como primer criterio de análisis el hecho de que podamos tener indicios suficientes para lo que queramos afirmar.
Pero además, la búsqueda de referentes y de referencias vuelve necesario también aclarar el significado de cada noción que vayamos a utilizar para evitar malos entendidos, so pena de terminar escuchando o leyendo cosas como las que nos estamos acostumbrando a consumir y que nada aportan a lo que dicen perseguir.
Izquierdas, oligarquías y sectores populares
Para comenzar, diremos que nuestra definición de pueblo en el Uruguay de hoy se refiere a todos aquellos sectores sociales que son perjudicados por la oligarquía, la cual representa a aquellos sectores sociales presentes en el país que defienden y llevan adelante los intereses del imperialismo y los centros de poder internacional.
Como se puede apreciar, esta definición no es estrictamente ideológica sino que es una definición material e histórica. Y es justamente lo que permite definir a los sectores de izquierda en América Latina como aquellos sectores que se movilizan en la defensa, la realización y el desarrollo de los intereses de los sectores populares.
A diferencia de la definición de izquierda en la Europa del siglo XIX que se realizaba en los textos clásicos y que la relacionaba a la contradicción entre trabajo y capital, que incluso se demostró insuficiente para la defensa de los sectores marginales a esa relación de contradicción (desempleados, inmigrantes, etc.).
Y a diferencia también de las extrañas apariciones recientes de declarados marxistas con evidentes intereses electorales (superestructurales) y de intelectuales anarquistas que viven de la función pública, a los cuales pareciera que nos estamos acostumbrando a tomar como referencias al día de hoy en nuestro país.
Por eso es que señalamos que existen indicios suficientes para afirmar que la noción de izquierda clásica europea es condición necesaria pero no suficiente para garantizar un proceso de transformación social que beneficie a los sectores populares. Por ahora, una afirmación nada innovadora.
Contexto internacional y regional
Comencemos por situarnos en la época actual en donde en el contexto internacional existen indicios suficientes para afirmar que los mensajes de desprestigio de la política y de la antipolítica favorecen el crecimiento de los sectores reaccionarios y de ultraderecha de la sociedad. Y en donde persisten los mensajes de desprestigio del Estado que benefician a los intereses neoliberales, así como también discursos que estigmatizan a sectores de izquierda y movimientos sociales y que permiten crecer a los sectores conservadores y totalitarios.
En un contexto regional en el que existen indicios suficientes para afirmar la existencia del Plan Atlanta, cuyo objetivo es el de sacar a la izquierda del gobierno de los países de América Latina a través del accionar coordinado de los medios de comunicación, el poder judicial y de la Red ATLAS, la cual pretende dividir a la izquierda (sus sectores, sus géneros y sus generaciones) a través de la formación de integrantes de los sectores oligárquicos en el uso de los medios masivos de comunicación para la construcción de escenarios de inestabilidad, a partir de la difusión de mensajes que promuevan el miedo, la inseguridad y las fake news como forma de reafirmar la fragmentación social, incentivar la agresividad y promover la cultura de la violencia.
¿Y por casa cómo andamos?
Es en este contexto internacional y regional que debemos leer los acontecimientos recientes a nivel nacional y que nos muestran indicios suficientes para realizar dos afirmaciones.
En primer lugar, una de las contradicciones internas de los sectores del FA está en priorizar la acumulación electoral a costa de la acumulación estratégica representada en la unidad de la izquierda, lo cual paradójicamente está perjudicando la misma acumulación electoral que se dice perseguir. Tanto la unidad política de la izquierda y la unidad de los sectores del pueblo/populares son estratégicas. No acumula estratégicamente fragmentar al pueblo polarizando a partir de eslóganes y consignas para obtener réditos electorales sectoriales (por no decir sectarios).
En este sentido y como señal sintomática pueden leerse los últimos acontecimientos sucedidos después de las elecciones internas, a saber:
1- Contra todo pronóstico, de forma inesperada y sin ninguna fundamentación, el candidato a presidente electo por el FA Daniel Martínez ofreció la vicepresidencia a Graciela Villar en vez de hacerlo a Carolina Cosse. O sea, ante la votación adversa (con la pérdida de 50 mil votantes) se opta por una fórmula que parece dejar afuera la representación de los grandes sectores de la izquierda y a la vez no busca un acercamiento con el electorado que no siendo frenteamplista ha prestado el voto y acompañado el proyecto político.
2- Quien saliera en tercer lugar en las elecciones internas (Oscar Andrade) le ofrece a Carolina Cosse el segundo lugar en la lista al senado de la 1001, el cual además anteriormente había sido ofrecido a Constanza Moreira. Vale aclarar que Andrade y Cosse, quien había sido promovida por el MPP (entre otros espacios) como candidata por el FA a la presidencia y que lograra el segundo lugar en las elecciones internas, no comparten las mismas lecturas ni fundamentos para la realización del acuerdo electoral.
3- El comando de campaña Martínez-Villar cambia la estrategia electoral del “Nuevo Impulso” hacia la construcción de un espacio electoral que abarque a más sectores que no estén en el FA, el cual pareciera comenzar a desarrollarse a partir de una actividad conjunta entre Daniel Martínez y Fernando Amado y que fue presentada como un acuerdo de gobierno además de electoral. Cabría preguntarse entonces cuál es el alcance de estos acuerdos y sus consecuencias en la centralidad del programa del FA de concretarse un gobierno con una alianza de estas características.
En segundo lugar, la teoría de los dos demonios otrora promovida por Sanguinetti y el departamento de Estado de EEUU es desde hace unos años tomada como referencia indiscutible para el análisis y las expresiones de varios sectores de izquierda en Uruguay (dentro y fuera del FA).
Para ello, desde una lectura sesgada que solo permite reafirmar los prejuicios desde los cuales se hacen las afirmaciones, dichos sectores insisten en mostrarnos la mitad de la foto al construir un relato que afirma la existencia de un pacto de silencio e inacción entre las Fuerzas Armadas, José Mujica y Eleuterio Fernández Huidobro en relación a la búsqueda de los detenidos-desaparecidos y el juzgamiento de los crímenes de lesa humanidad cometidos por el terrorismo de Estado durante la última dictadura cívico-militar.
Afortunadamente, muy recientemente fue publicada una entrevista al Antropólogo José López Mazz (quien fuera el encargado de dirigir las investigaciones que derivaron en los primeros hallazgos de algunos cuerpos de detenidos-desaparecidos) en la cual atestigua no solo el posicionamiento y el compromiso con la búsqueda de los detenidos-desaparecidos por parte del entonces Presidente Mujica y del Ministro de Defensa Fernández Huidobro sino también el posicionamiento de algunas corrientes dentro de las organizaciones de Familiares y de Derechos Humanos vinculadas al tema (Ver: https://www.montevideo.com.uy/Noticias/Lopez-Mazz–Hay-que-decir-que-hay-cuerpos-que-no-se-van-a-encontrar-mas–uc725149 ). Sin embargo y como era de esperar, esta entrevista no tomo mayor difusión.
Por su parte, la gran cobertura mediática recibida por la agrupación Cabildo Abierto además de ser una evidente campaña de posicionamiento del sector en un espectro conservador del electorado (que hasta entonces venía siendo descuidado por el Partido Nacional y el Partido Colorado con el objetivo de acercar votos del centro y del FA) es garantizada a partir del seguimiento minuto a minuto de las improvisadas declaraciones de las y los frenteamplistas tan sorprendidos de su presencia como ignorantes de los intereses de un vasto sector subalterno de las Fuerzas Armadas y de la familia militar, al cual Manini Ríos pretende, entre otros sectores, representar (desde hace años ya).
Y en este contexto, el diario El Observador no desaprovecha la oportunidad de recoger en una breve nota de media página las diferencias internas del FA en referencia a la agrupación Cabildo Abierto a partir de las declaraciones de Eduardo Bonomi, Lucia Topolansky y Yamandu Orsi, quienes toman distancia de las afirmaciones realizadas por Graciela Villar y Javier Miranda acerca de Guido Manini Ríos, mencionando además la posibilidad de la realización de acuerdos entre el MPP y Cabildo Abierto para después de las elecciones nacionales.
Horas después de publicarse esta nota, desde las redes sociales comienza a difundirse una foto de Manini Ríos con jóvenes de un sector conservador escindido del Partido Nacional, en la cual aparece uno de sus integrantes con una camiseta con simbología neonazi.
No tardó mucho en conocerse que dicha persona había cursado sus estudios en un colegio judío y que su familia vive en Israel, lugar donde él supo vivir hace unos años también. Por lo tanto, cabría preguntarse: ¿qué hace un judío entreverado en el ambiente neonazi del Uruguay del siglo XXI?
Lo que más debería llamarnos la atención en todo esto es que, mientras tanto, los sectores del FA dejamos de debatir con los adversarios reales desde el punto de vista electoral: la coalición ideada/pergeñada por Sanguinetti y representada por Lacalle Pou – Talvi.
A su vez, si tomamos como hecho la imposibilidad de cualquier acuerdo electoral entre el MPP y Cabildo Abierto, ya sea por las posiciones del Espacio 609 en referencia a la votación sobre la ley de reforma del Servicio de Pensiones, Jubilaciones y Retiros de las Fuerzas Armadas y en la aprobación de la nueva Ley Orgánica Militar así como las recientes declaraciones de Manini Ríos que rechazan cualquier posibilidad al respecto, entonces también cabría preguntarse: en términos estratégicos antes que electorales ¿a quién le sirve distanciar al MPP del resto de los sectores de izquierda? y ¿a quién le sirve que los interlocutores de la teoría de los dos demonios pasen a ser los sectores de izquierda? Y, si tomamos en cuenta el hecho de que nunca se va a convencer al que se empieza agrediendo: ¿a quién le sirve la polarización si después de las elecciones pretendemos seguir siendo una opción de gobierno para el cambio en términos progresistas?
Pues tomando en cuenta las palabras de López Mazz, en política, siempre que se pretende hundir a alguien también se está intentando beneficiar a otros.