El Mate le robó unos minutos al Presidente de UTE, Gonzalo Casaravilla, para conversar, en clave de soberanía nacional.
Si hablamos de energías renovables, ¿qué aspectos del proceso podría destacar como los más sobresalientes de estos últimos años? ¿Qué impacto tiene esto en la vida cotidiana?
Yo creo que tiene dos o tres respuestas muy directas. La primera, y que fue el leitmotiv, es que, si uno analiza los costos de generación de energía en Uruguay, estos bajaron 500 millones de dólares. Eso es plata que se ahorra el país. En el año 2012, cuando aún no había cambiado la matriz eléctrica, el costo de generar energía eléctrica en el país era del orden de 1100 millones de dólares, hoy está en 600 millones de dólares. Y tengamos en cuenta que la demanda aumentó, o sea, a más demanda, gastamos muchos menos millones de dólares para generar más energía. Esa es una respuesta bien clarita, bajó el costo de generación. La segunda cosa que podría interesarle a la gente de a pie es que eso lo hacemos de forma soberana, o sea podemos garantizar el abastecimiento energético en forma soberana, no dependemos de lo que pase ni en el mundo con el petróleo ni en la región con nuestros vecinos. Y después, un tercer aspecto que puede interesarle a alguien es que, claramente, este cambio es contemplativo del medio ambiente, o sea, nosotros teníamos una matriz que era hidráulica y todo lo que nos faltaba de agua era térmico, combustible fósil. Hoy, casi que el combustible fósil es testimonial, un año muy malo podrá ser usado para abastecer el 10% de la demanda, en los últimos dos años la generación térmica no llegó al 3%, entonces claramente pasamos a una matriz que es de menor costo, soberana y mucho más contemplativa del medio ambiente.
Y nuestra matriz no es solo energía eólica, si miramos cómo cerró el año pasado, el 50% fue hidráulica, que ya la teníamos, un 38% fue eólica, un 3% fue fotovoltaica, un 7% fue biomasa y un 2% térmica. La eólica fue la que permitió que lo que avanzamos sea con renovables, que nos bajaran los costos y que, fruto de la hidráulica que tenemos, podamos gestionar esa variabilidad sin ninguna dificultad. Todo esto es un sistema que además termina complementándose con las interconexiones regionales.
¿Como ves la importancia de que sea público?
Que sea de derecho privado o público en realidad es un tema de gobernanza, es decir, de quién la gobierna y quién destina, y después, en cualquiera de los dos ambientes, si la empresa es productiva, quién se queda con el beneficio de esa producción. Si me preguntas, creo que está bueno que esto se haga en forma eficiente por parte de una empresa pública, porque el beneficio se traslada al Poder Ejecutivo, que es el representante de los accionistas, para hacer escuelas, pagar la seguridad social, carreteras, etc.
También es más fácil utilizar a la empresa como un instrumento de derecho, porque la energía hoy es un derecho. En el mundo no saben bien cómo regular eso, con la incorporación de las renovables y las tecnologías, en Uruguay es muy sencillo, siempre y cuando la UTE sea eficiente.
¿La micro generación, es decir, la producción de electricidad a nivel hogareño, pequeños comercios, es la clave para reducir el costo de la factura?
La microgeneración no es la clave, no es la clave porque todavía es insuficiente. Hoy, si uno mira desde el punto de vista óptimo país, la siguiente generación que hay que ir instalando es la fotovoltaica, eso porque los precios están bajando muy rápido y porque, además, correlaciona muy bien con la demanda y, en particular, con la demanda de verano. Pero es mucho más eficiente generar en gran escala, transmitir y distribuir, que generar en la casa de uno en pequeña escala. Es verdad que con microgeneración uno puede saltarse algunos costos, que igual otro los está pagando, que son los costos de transmisión y distribución. Hoy, lo que está haciendo UTE es pagarle a los microgeneradores la energía al mismo valor que se la vende. Es un negocio que, si se generaliza, UTE se funde, porque quién paga las redes? Cuando UTE te cobra el servicio eléctrico lo hace con una “tarifa energizada” esto quiere decir; en cada factura estás pagando una parte de los “fierros” (transformadores, cables, estaciones, etc.) que se usan para llegar hasta tu casa. UTE, en el ítem Potencia Contratada te los cobra en cómodas cuotas cada vez que te vende energía. Ahora, si alguien instala un microgenerador y produce lo mismo que consume, o consume menos energía, igual tengo que ponerle infraestructura, porque de noche ¿quién lo va a alimentar? Entonces esta persona sigue usando el servicio de UTE y el ente no recupera la inversión a través de la energía y, para peor, todavía le paga la energía al costo del que se la vende. Por tanto no solo no te cobro la potencia, sino que te pago por la potencia que yo te dí. Es un doble perjuicio, pero ojo, que en la cabeza la gente de alguna forma dice; estoy jodiendo a UTE, con esto yo me hago autónomo, yo genero en mi casa. Es un buen negocio para la gente que tiene plata, no lo puede hacer cualquiera, pero tiene retorno, tiene un retorno interesante. Lo que pasa es que ahí, paulatinamente, lo que nosotros vamos a ir diciéndole a la gente es “ok, pero yo le tengo que cobrar los fierros”. Qué pasa, cuando vos miras la factura de UTE no se tiene muy claro qué hay ahí adentro. Yo digo que, cuando haces los costos, entre el 80 y 85% de los mismos son los fierros.
¿Qué otra estrategia podemos tener para reducir los costos de la producción nacional y la tarifa doméstica?
Si vos me preguntas qué es lo que hay que hacer para bajar, es apretar a UTE para que sea más eficiente, más productivo, que es lo que se hace, lo que hace realmente el Ejecutivo. La salida técnica para bajar los costos es lo que viene haciendo la UTE en materia de digitalización de la información para mejorar su eficiencia, estamos incorporando medidores inteligentes que nos permitirán ser más precisos con los consumos, tener más información a disposición, ser más precisos con las exportaciones y con lo cual las vamos a poder optimizar. Hoy lo que me hace cambiar la aguja del resultado contable de la UTE son las exportaciones. Llevamos dos años en los cuales hemos exportado 85 millones de dólares cada año, y ya lo que va de este año exportamos el 70% de lo que habíamos exportado el año pasado. Ahí es donde está hoy el mayor resultado, o sea, algo que puede hacer la diferencia, porque hay cosas que no son muy gestionables. Que la demanda crezca depende de que crezca la población, del desarrollo industrial, etc, entonces cómo puedes mejorar los resultados? O bajás los costos o aumentas las rentas, ¿y dónde estamos aumentando las rentas? En el mercado externo, tratando de colocar bien nuestra energía. Para eso hicimos una interconexión con Brasil, para tener dos mercados.
¿Cuál es el norte, el futuro?
Vamos a ir teniendo cada vez tarifas más inteligentes, productos comerciales más inteligentes. Ahora estamos retomando un tema, el termotanque inteligente. Se había retrasado un poco su implantación, pero ahora se lo está relanzando. Eso, en paralelo con las exportaciones, es vital, y súmenle a todo eso los estudios, los pronósticos. Cuanto mejor tengamos los pronósticos de eólica, de demanda y mercados regionales, mejor podremos administrar y prepararnos. Eso es lo que estamos haciendo en todos los frentes, tanto la UTE como la Academia o la ADME (encargada del mercado eléctrico). Estamos apuntando a armarnos hasta los dientes en este sentido. También, evidentemente, está apareciendo el Internet de la cosas, la posibilidad de pagar la energía más barata programando para la noche lavar y secar la ropa, porque la tarifa es más barata en ese tramo horario. Todo ese tipo de cosas es un equilibrio, UTE tiene tarifa inteligente hace 25 años, y sólo tiene 80 mil clientes con tarifa doble horario, y a todo el mundo le debería convenir. A lo sumo hemos podido meternos en la casa de la gente con el tema de la eficiencia energética, con el tema de cuidar la luz, apagar la luz cuando te vas, poner lámparas eficientes, poner calefones eficientes, heladeras eficientes. O sea hemos podido trabajar en el tema de la eficiencia, eso es una batalla que creo la ganamos y estamos bastante bien. Ahora cuando queremos empezar a pedirle a la gente que se complique un poquito la vida ya no es tan fácil. De hecho todos los años mandamos cientos de cartas a gente que le decimos “a usted le conviene cambiar de tarifa”, y muy poquitos van entrando. Tenemos 1 millón 450 mil clientes y no llegamos a 100 mil clientes residenciales con tarifas inteligentes, en cambio toda la industria sí tiene tarifas inteligentes, todas las pymes sí tienen tarifas inteligentes.
Sobre la movilidad eléctrica por ejemplo, hoy en día no tiene impacto de gran volumen en el consumo, estamos hablando que el 0.15% de la energía eléctrica que hay en Uruguay es para movilidad eléctrica. Igual ya son 54 taxis eléctricos que hay en la calle y el bus, que ahora, cuando en muy poco tiempo tengamos los 300 taxis y 200 buses, la gente va a decir opa! Pero de cualquier forma si todo el transporte público, taxis y ómnibus, pasara a eléctrico, sería un 4.4% de toda la demanda eléctrica del Uruguay. No nos mueve la aguja, va a tener un impacto monetario importante y un impacto ecológico ambiental muy importante, pero no es relevante desde el punto de vista de UTE. UTE lo puede hacer y no tiene problema, si todo el transporte de autos particulares pasara a eléctrico sería un 20% más de demanda. Habría que instalar 600 MW de fotovoltaica y de esa manera cubrimos esa nueva demanda. Es decir, que la receta la tenemos, y desde el punto de vista eléctrico no nos mueve la aguja, pero sí va a ser un cambio cultural. Además, lo que puede mejorar la ciudad con transporte eléctrico, desde el punto de vista del ruido, desde el punto de vista del smog, desde el punto de vista, digamos, de la calidad de vida de la gente, y ni que hablar si logramos que eso sea con tranvías, líneas troncales, etc.
¿Para finalizar en lo que refiere a la tecnología y la energía eléctrica, que consejo darías?
Hoy la receta ya está. No me gustaría que el país retrocediera respecto a lo que hemos conseguido. Hay un Poder Ejecutivo que diseña la política energética, hay una Dirección Nacional de Energía fuerte y hoy en día tenemos a la Academia aconsejando en materia de tecnología y energía eléctrica a la UTE y al Ejecutivo. No querría que se perdiera el norte de que esto al final lo hacen personas, esas personas tienen que estar capacitadas, tienen que ser competentes, que el trabajo lo siga haciendo una empresa pública, porque la dimensión de Uruguay así lo requiere y además ha demostrado que en la medida que lo haga en forma eficiente es muy efectiva. Hoy todo lo que se está haciendo en electrificación rural o en inclusión conforma con una visión social, pero también comercial. Cierra todo desde UTE, no sé si se podría llevar adelante en un ambiente desregulado con libre mercado. El mercado ha sido muy esquivo en ese sentido, pero para que todo esto que hacemos desde el estado siga siendo exitoso, hay que entender que hoy la defensa de UTE como empresa pública, y de las empresas públicas en general, pasa por ser mejor que cualquier otra, pasa por la productividad, pasa porque cada uno de los trabajadores de la empresa, desde el gerente general hasta el técnico operativo de más abajo de la estructura, tengan claro que la defensa de UTE hoy pasa por la productividad. En el área de la energía puede pasar que si no somos visionarios respecto a lo que hay que invertir y de cómo viene el cambio, podamos quedar agarrados de la bandera tratando de hacer muy bien lo que sabemos hacer, pero no viendo que está cambiando el escenario. Hoy necesitamos empresas ambidiestras, que sepan gestionar el día a día, y que, si son proactivas, flexibles y dinámicas, podrán construir el futuro. Y en eso hoy estamos trabajando, para dotarlas de una gobernanza equilibrada, con Directorios competentes, con una Política de Estado clara, que permita a ese Directorio moverse con criterios empresariales, desde el punto de vista de la eficiencia, eficiencia de las inversiones, buscando el espacio de inversión adecuado, justamente, para poder a partir de esas inversiones productivas que tienen retorno apalancarse para crecer empresarialmente y poder dar un mejor resultado para sus dueños que, en definitiva, son todos los uruguayos.