El viento tras las persianas

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@mateamargouy

Ricardo Pose

Si bien las noches no son oscuras

como en el tosco mundo de antaño,

y en vez de auroras en lontananzas

Un sol que rampa sobre los muros

tan solo queda,

nadie discute que todo avanza;”

Estos versos son un extracto de la poesía Siglo Veinte escrita por Raul Sendic el 13 de abril de 1983 siendo rehén en algún cuartel del Uruguay.

Fíjense ustedes que fecha además; un día antes del trágico 14 de abril que era “recordado” por los carceleros con duras reprimendas.

La carta que contiene este poema va dirigida a su hijo Ramiro y en el contenido de la epístola, hace más de treinta y seis años casi, Sendic ya analizaba sobre los problemas y clases de consumo de nuestra sociedad, ese tema del cual Mujica hizo parte sustancial de su discurso actual en este siglo 21.

La poesía que contiene la misma carta, es una suerte de regalo de cumpleaños, el único posible para su hijo, pero que más allá de la “calidad” poética, del menor desarrollo expresivo con respecto a otras poesías del jefe guerrillero, denota no solo un estado de lucidez para un ser humano confinado a esa altura durante más de once años, sino una fina percepción del futuro inmediato.

Siguen los versos:

hay reactores para el uranio

Hay detergentes y carburantes

Y hasta las minicomputadoras

Muy afanosas, y diligentes,

Manufacturan.

Cierto que hay gases contaminantes

Pero, industrioso este siglo Veinte

Envuelto en halos de fumarola

Polvo y basura

Sigue adelante.”

El desarrollo de la tecnología y sobre todo su uso por parte del sistema era una preocupación recurrente en el pensamiento y análisis de Raul Sendic.

Como todo hombre con una visión revolucionaria de la sociedad era bien consciente de la importancia de la tecnología, de su aplicación y de su propiedad.

Y vaya si esto será un sustancial tema cultural; si hoy lo podemos ver claro en la forma de vincularnos a partir de la presencia de las redes y los celulares, Sendic ya vaticinaba que aquella sociedad industrial traía aparejado formas de vinculaciones que impactaban fuertemente en lo cotidiano de la gente., en las formas y relaciones laborales, en la economía, en la política, en lo social, en lo militar.

Baten las olas publicitarias,

Y suman miles los decibeles

De los parlantes

Sobre el estruendo de los motores.

Y aun adentro de los hogares,

Débil refugio contra el mundado

Ruido estridente,

Nadie oye al viento tras las persianas:

Baten las olas publicitarias

Contra indolentes, entretenidos

Mudos y tiesos, televidentes.”

En aquellos años la televisión era el elemento central de entretenimiento de las grandes masas. Instrumento del cual solo se podía recibir mensajes y durante años la difusión de noticias y ciertos contenidos ideológicos, sutiles, moldeaban cierta visión de la opinión pública.

La sensibilidad de un hombre criado en la campaña, se percibe en ese verso que describe la ausencia de percibir el viento tras las persianas, a la vez que describe para una persona joven como su hijo, ese mundo de puertas adentro, tan encerrada y encarcelada como quien escribe los versos pero en otras condiciones, no de reclusión forzada y como castigo de su accionar, sino más bien como lo dice por ahí, un refugio del estridente mundo.

Describe a la vez el poderoso rol de la publicidad y de los Medios de Comunicación que desde siempre, los revolucionarios venimos denunciando en su utilización de distracción más que de divertimiento por parte de los sectores dominantes.

Tema también cultural y una de las batallas más cruentas e imprescindibles en términos de combatir la hegemonía cultural del capitalismo; la batalla de más largo aliento, la más dura, pero una de las más estratégicas.

Vaga,-convulso- un planeta errante,

A la deriva por la galaxia

Y en su afiebrada certeza humeante

Van, peregrinos tras la distancia.

Cruzan abismos, titilan mundos,

Son los viajeros que siempre esperan,

Que cambian todo menos su espera

Pero ¿Qué esperan con tantas ansias?

Diría que esperan…

Que solo esperan….

La buena nueva de otra esperanza.”

El final del poema levanta vuelo poético al tiempo que profundidad filosófica y un canto deliberado de esperanza.

No es poca cosa para un hombre que seguramente tenía la convicción que moriría prisionero.

Quizás, que otra cosa le puede escribir un padre cautivo a su hijo, pero lo cierto es que inyecta ánimos y se sobre poner, como todo revolucionario por encima de su situación personal.

Quienes hemos compuesto música o escrito versos, sabemos que a veces las circunstancias difíciles, las contrariedades, son un buen alimento para la inspiración. Parte de la obra poética conocida públicamente al menos de Sendic vienen de sus años de prisionero.

Otros, poetas de oficio, han podido por suerte en un marco de libertad y con menos penurias, llevar adelante sus creaciones.

Comento esto como un paréntesis, como adelanto de futuros artículos, para poder poner en consideración, y tomando como ejemplo un hombre que utiliza la poesía no porque fuera el eje central de su vida, sino como una forma expresiva de su ser en un momento peculiar de su peripecia, al que se sumaría una larga lista de seres humanos y no necesariamente en las condiciones de Sendic, con respecto al momento actual, donde unimos, el desarrollo tecnológico, las posibilidades de producción y difusión masiva, con respecto a los contenidos.

Alguien dirá que es cuestión de gustos, de sensibilidades, de capacidades, de libre expresión pero también es cierto que si en algún momento no ponemos en consideración sobre qué cosa se escribe y se canta, y se expresa, lo artístico, lo importante del desarrollo de la sensibilidad, queda como monopolio exclusivo de los conceptos de mercado, y de la cultura como una mercancía más.

Por qué de última, reivindicamos nuestro legítimo derecho de volver a percibir el viento tras las persianas.

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